El juego online: cuando el entretenimiento y la sostenibilidad van de la mano

El futuro a corto plazo apunta a que la sostenibilidad en internet irá a más, ya que, aunque a muchos les pueda parecer sorprendente, estas actividades también generan una importante huella ecológica.

Pasar buenos momentos delante de la pantalla es una actividad que, aunque ahora forma parte de la rutina de muchas personas, no lleva tanto tiempo dentro de nuestra sociedad. El impacto que ha generado esta, tanto en la economía como en muchos otros aspectos, es muy elevado. Uno de ellos es la sostenibilidad, el cuidado del medio ambiente, un punto que cada vez preocupa más y en el que sectores como el entretenimiento, con los salones de juego virtuales como grandes abanderados, están poniendo mucha atención.

Los juegos de casino se presentan digitalizados de una forma total desde hace ya tres décadas. Este proceso de migración, además de suponer unas facilidades por lo que respecta a la accesibilidad de los aficionados, también ha tenido impacto en la huella ecológica. Sin ir más lejos, proponen experiencias muy similares a las de los locales físicos de antaño, como la amplia oferta de las tragamonedas o las opciones en vivo del blackjack y la ruleta, sin la necesidad de salir del hogar en ninguno de los casos.

Y es en ese aspecto donde encontramos uno de los puntos sostenibles más evidentes: la reducción de medios de transporte contaminantes. Si bien es cierto que existen opciones como andar, ir en bicicleta o el transporte público, no tener que usar un vehículo para realizar la actividad es un punto a favor. En este sentido, se evita también un desembolso económico y una inversión de tiempo, pues en un solo clic y desde cualquier lugar, siempre que se disponga de conexión a la red, hay un pasatiempo disponible.

Menos infraestructura, menos contaminación

No podemos pasar por alto que los locales físicos, tan populares en el pasado, aparte de requerir el desplazamiento físico de los jugadores y trabajadores, tienen un mantenimiento y unos gastos. Por ejemplo, la iluminación de las máquinas tragamonedas, el sistema automático de la ruleta o la sala totalmente acomodada para realizar las partidas de póker. Sin estos elementos, ya no imprescindibles para desarrollar la actividad con total garantía, también es posible pasar un buen rato en un entorno cómodo como puede ser el hogar.

También se deben tener en cuenta otros puntos como la contaminación acústica o lumínica de zonas y ciudades que todo el mundo conoce por el juego. En ese sentido, todo se reduce en cuanto a infraestructura con el salto a internet, donde la espectacularidad pasa por las pantallas particulares y todo está mucho más bajo control: desde la monitorización de las acciones de los aficionados dentro la plataforma, hasta los sistemas de pago, apostando fuerte por los métodos virtuales de presente y destinados a marcar el futuro a corto plazo.

Un paso más allá: el hardware ecológico

El futuro a corto plazo apunta a que la sostenibilidad en internet irá a más, ya que, aunque a muchos les pueda parecer sorprendente, estas actividades también generan una importante huella ecológica. Eso se debe, en parte, a la instalación de centros de datos, cables, antenas y satélites que hacen posible la red. También al desembolso energético necesario para hacer que los diferentes dispositivos funcionen y que los sistemas informáticos puedan seguir ofreciendo una velocidad de conexión que sea alta y no requiera demasiado tiempo.

Por ese motivo, algunas plataformas, incluidas las del sector del casino en línea, apuestan fuerte por hardware ecológico. Este está pensado para que se consuma menos energía que de costumbre y se gane en eficiencia. A su vez, las compañías que impulsan este tipo de iniciativas suelen hacer otras apuestas medioambientalmente sostenibles como la instalación de fuentes de energía renovable o la reducción del derroche de recursos. Todo ello para aumentar al máximo la vida de nuestro planeta y reducir las emisiones de dióxido de carbono en las actividades más rutinarias.

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