Colmenas fotovoltaicas: una innovación para producir energía limpia cuidando la biodiversidad

Una práctica que habla de colaboración, protección de los ecosistemas y sustentabilidad, más allá de la generación de energías limpias.

El compromiso con el medioambiente ha dejado de ser una mera declaración para convertirse en acciones concretas. Las plantas de generación renovable son un claro ejemplo de cómo la tecnología puede aliarse con la naturaleza, beneficiando tanto al planeta como a la humanidad. En este sentido, el concepto de exploración agro-voltaica ha emergido como un nuevo paradigma que combina energías limpias con la preservación de ecosistemas.

Exploración agro-voltaica: un puente entre la energía y la biodiversidad

La exploración agro-voltaica no es otra cosa que la combinación armónica de la producción de energía renovable y la conservación del medio ambiente. IM2, una empresa de energía solar fotovoltaica, es pionera en esta iniciativa al aliarse con apicultores, integrando la biodiversidad en sus plantas solares.

Su proyecto en Colbún es una muestra de esta sinergia, donde 20 colmenas, equivalentes a aproximadamente 1.400.000 abejas, encuentran un hábitat propicio para contribuir a la polinización. Esta acción no solo beneficia a las abejas, sino también al ecosistema circundante y a la comunidad local.

Abejas: pequeñas protagonistas de un cambio global

Es indiscutible el papel crucial que juegan las abejas en el equilibrio ecológico. Al ser responsables del 70% de la polinización de especies vegetales, aseguran cerca del 35% de la producción alimentaria global. En países como España, se ha reconocido la importancia de integrar estas pequeñas aliadas en terrenos fotovoltaicos, resultando en ecosistemas más estables y cultivos más productivos.

Un proyecto que se une al modelo de “Pastoreo Solar”, inaugurado a comienzos de este año -que consiste en utilizar ganado ovino para controlar el crecimiento de pasto y otras especies florales- y la limpieza de sus paneles en seco o con tecnología que requiere menor consumo de agua para la mantención de las placas solares. Junto con estudios de impacto ambiental en los que se realiza un seguimiento al comportamiento de la fauna local y, sobre estos resultados, se condicionan los ritmos de trabajo en parques de acuerdo a los ciclos naturales de las especies nativas.

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