Francisco Acuña por licitación del litio: "fue una forma del Gobierno para destrabar el desarrollo de nuevos proyectos"

Francisco Acuña, Consultor Senior de CRU, entregó su visión sobre la situación de Chile en el mercado del litio.

El crecimiento del mercado del litio presenta desafíos en la industria minera, específicamente en Chile, donde las reservas de este mineral son de las más grandes del mundo. Esto hace reflexionar sobre los posibles escenarios dónde deberían ponerse los esfuerzos y, a la vez, visualizar qué impactos generaría la polémica licitación del litio en Chile en el mercado internacional. 

Ante esto, Reporte Minero y Energético entrevistó en exclusiva al Consultor Senior de CRU, Francisco Acuña, quien entregó su visión sobre la situación del país frente al mercado del litio. 

¿Cuáles son las proyecciones que hay respecto del litio actualmente?

El mercado del litio tiene proyecciones bastante positivas dada la alta penetración de los vehículos eléctricos. La demanda de litio a nivel mundial ha tenido un crecimiento exponencial. En el año 2015, esta era de 180 mil toneladas de carbonato de litio equivalente al año y, en 2021, se encontró muy cerca de las 500 mil toneladas. Ahora, hacia el año 2025 se espera que se supere el millón de toneladas como demanda total a nivel mundial, esto implica crecimiento exponencial muy importante. 

Lo anterior viene de la mano con la penetración de vehículos eléctricos, con todos los paquetes de estímulo producto de la pandemia, la COP26, el cambio climático y la economía verde. Todo esto está empujando a las principales economías del mundo a acelerar la transición y genera lo que hemos visto del último año al 2021, incluso 2020, que trimestre por trimestre nos vuelve a sorprender y tenemos que corregir el alza. 

¿Este crecimiento exponencial presentó algún desafío pese a encontrarse dentro de un escenario tan positivo? ¿En dónde se debería poner el foco? 

El riesgo es que existe un escenario donde podría no haber suficiente litio para abastecer la demanda. Entonces, es probablemente, si es que este mercado sigue con este crecimiento exponencial, seguirán los precios elevados. Con esta demanda se va a incentivar la construcción de nuevos proyectos. 

El riesgo ante esta demanda es si los productores van a tener sincronía en el fondo, de cómo van a entrar los proyectos nuevos, porque si hay una sobreproducción esa puede generar problemas y en el fondo depreciaría los precios. Pero también hay que tener cuidado de que algunos proyectos quizá no van a ser tan rápidos y se podría crear un escenario donde veamos un mercado que va a estar en el déficit.

¿Por cuánto tiempo se estima que va a continuar este escenario? 

El factor principal en la electromovilidad, el gran porcentaje de la demanda vendrá de este factor. En el 2026, aproximadamente el 87% de la demanda de litio va a estar asociado a aplicaciones de algún tipo de batería. Ahí hay mucho espacio todavía, porque se estima que los vehículos y autos tradicionales va a ser cada vez menos. El 7% de las ventas de los nuevos vehículos corresponde a los eléctricos. Sin embargo, en los próximos cinco años el alcance superará el 15%-18%. Pero, según objetivos planteados en términos de sustentabilidad, en el largo plazo esa transición tiene que alcanzar al 100%. 

Todavía queda mucho por avanzar y el riesgo en ese aspecto se podría producir por algún cambio tecnológico. Por ejemplo con el hidrógeno. Sin embargo, este no compite con las baterías de litio que son mucho más eficientes, aunque en otras aplicaciones puede ser que el hidrógeno tome cierto impulso. 

¿Cuál es la lectura que le das a la polémica por la licitación del litio? ¿Afecta al mercado?

El mercado realmente no se ve impactado por el proceso de licitación, porque las cuotas que se adjudicaron son de 80 mil toneladas de litio metálico al año y, en cinco años más, el mercado va a ser más de un millón de toneladas. Esto no es disruptivo, no va a cambiar el panorama de la oferta de litio a nivel mundial. Se entregaron las cuotas para explotación y comercialización de litio, pero están no están asociadas a un proyecto o un área geográfica. Entonces, quienes adjudican las cuotas tienen que recién empezar a desarrollar su proyecto, en algunos casos desde etapas muy tempranas de exploración. En el fondo es poco probable que uno de sus proyectos vea la luz en el corto plazo. 

Mi lectura es que esta licitación fue una forma del Gobierno para destrabar el desarrollo de nuevos proyectos, porque no hay nuevos proyectos. Las nuevas iniciativas significan inversión, experiencia y exploración, aspectos favorables para la industria. En el año 2015 se producía alrededor del 40% del litio a nivel a nivel mundial y, en el 2021, estimamos que este número bajó a 28% aproximadamente. A menos que existan nuevos proyectos, va a seguir disminuyendo esta cifra, porque la demanda sigue aumentando y la oferta va entonces venir de otro de otros países.

¿Cómo estamos en relación con países que están desarrollando una serie de proyectos de exploración y explotación de litio como Argentina?

Argentina a pesar de todos los problemas que tiene, ha logrado en un período muy corto de tiempo, aumentar su capacidad de producción de manera importante, esto de la mano con la exploración. Ha habido más claridad y oportunidades para exploradores que llegaron con el auge del litio y que lograron levantar capital de riesgo. 

El litio hace diez años era un mercado pequeño y no había gran incentivo para explorar y buscar nuevos yacimientos. Sin embargo, eso cambió. Hubo acceso a capital de riesgo y varias compañías desarrollaron nuevos proyectos y estos son los que están ahora entrando a la fase de producción. 

Se ha visto hace algunos meses compras de activos a proyectos que están avanzando en Argentina, como Riotinto y Zijing.  Entonces, se evidencia que las empresas ven a ese país como una buena oportunidad para desarrollar proyectos y operaciones. Ellos lograron generar un ecosistema y un escenario propicio para que se hiciera la inversión en exploración y ahora avanzan hacia la inversión que podría llevar a la construcción de proyectos. En ese sentido, Argentina ha sido más eficiente que Chile en capturar esa oportunidad en el último par de años.

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