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Por Marina Parisi , 14 de marzo de 2025 | 10:47Francisco Aguirre Leo de Electroconsultores: “El costo de la energía eléctrica seguirá subiendo por una distorsión del mercado”

Aunque resulte una paradoja, el costo de la energía eléctrica en Chile es elevado, pese a contar con una matriz energética basada principalmente en energías renovables. El experto advierte que se trata de una distorsión del mercado, que seguirá afectando el precio de la energía.
Al cierre del 2024, el 68% de la generación eléctrica en Chile provino de fuentes renovables, según datos del Coordinador Eléctrico Nacional. Resulta difícil entender entonces, el elevado costo de la energía, situación que explica en detalle Francisco Aguirre Leo, Director Ejecutivo de Electroconsultores.
¿Por qué el costo de la energía eléctrica en Chile es elevado si nuestra matriz es principalmente renovable?
Debido a que en 2016 se realizó una importante modificación a la normativa (Ley 20.936), que incorporó la planificación centralizada de sistemas de transmisión y retiró la señal económica de localización, favoreciendo el desarrollo de las energías renovables de localización alejadas del consumo. Hasta esa fecha la señal económica de localización era de importante consideración para los inversionistas, quienes ahora definen el desarrollo de fuentes de producción de electricidad (tradicional o renovable), sin el costo de los sistemas de transporte para llegar a los consumidores.
Lo anterior significa que el 100% del costo del transporte de la energía fue transferido con cargo total y directo a los consumidores, quedando los generadores exentos del costo que antes les obligaba a evaluar la mejor ubicación para sus proyectos.
Así, se favoreció el desarrollo de una gran oferta de tecnología solar en el Norte, pero alejado de la demanda expandiendo el sistema eléctrico con abundante energía intermitente, lo que obliga a pagar mayores costos por concepto de operación y respaldos.
Entonces, la generación de energía, ¿no asume ningún costo de transporte?
Correcto, ya sin la necesidad de concurrir en costos de transporte según la ley introducida en 2016, el desarrollo de generación de energías renovables ignoró el efecto sobre el sistema eléctrico interconectado y sobre el cliente final.
Así, esta distorsión del mercado sin las antiguas señales económicas, fuerza a los consumidores finales a pagar, tanto los crecientes costos de transporte (que son traspasados íntegramente con tarificación regulada al cliente final y regulado), como también los costos sistémicos de operación especial, que hay que realizar diariamente en un sistema de producción hiper-desarrollado hacia el Norte del país. Ello contrasta con el escenario que teníamos en el pasado, donde había un importante desarrollo hidráulico hacia el Sur.
¿Cuáles son los costos sistémicos de operación especial que también paga el cliente final?
Corresponde a la suma de aquellos cargos definidos por el Coordinador Eléctrico Nacional y relativos a la prestación de servicios complementarios y otras compensaciones: operación de centrales térmicas a mínimo técnico; partida y detención de centrales por requerimientos de seguridad; y precio estabilizado de pequeños medios de generación, entre otros. Estos cargos son variables mes a mes, ya que dependen de la condición y otras contingencias del sistema.
¿Cómo se revierte la situación para que el costo no sea únicamente asumido por el usuario final?
Una solución sería reponer una señal económica, para que el desarrollo del transporte fuese sobrellevado parcialmente por las tecnologías que obligan a mayores costos de transporte y operación.
Obviamente, esto último también deberá ser pagado por el cliente final, pero con precios de oferta que implicarían un desarrollo sistémico menos expuesto a riesgos como el del apagón del 25F, que evidenció el mayor riesgo de depender de grandes sistemas de transmisión para transportar energía barata (en el origen), desde zonas alejadas de los principales centros de consumo.
¿Seguirá subiendo la tarifa eléctrica?
Seguirá subiendo aquella fracción de los traspasos de los costos de transporte nacional y zonal y de los costos sistémicos, que la actual regulación permite.
Si bien las inversiones en energías renovables son más bajas frente a las fuentes tradicionales (hidroelectricidad, carbón, gas y petróleo), paradójicamente obligan a inversiones complementarias y costos de operación mucho más altos que los requeridos por las tecnologías que hoy se están retirando, como las centrales hidroeléctricas y de carbón.
A lo anterior hay que sumar las inversiones en sistemas de almacenamiento de energía solar y eólica (baterías), que antiguamente hacían las grandes centrales hidroeléctricas de embalse. Estas eran los respaldos que teníamos, incluso, eran los “motores de partida” frente a apagones, con rápida velocidad de respuesta ante imprevistos de este tipo.
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