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Por Martín Cabello , 3 de junio de 2021Compañía chileno-británica utiliza el aire líquido para generar electricidad sin combustión
Esta innovadora tecnología, que ya opera en Reino Unido, resuelve el desafío de la intermitencia en la generación de las fuentes renovables no convencionales
La compañía chileno-británica Highview Enlasa iniciará la tramitación del primer proyecto en Chile que utiliza el aire líquido para generar electricidad sin combustión, con una proyección de 50 MW de potencia por 10 horas de almacenamiento.
El proyecto, que se situará en la comuna de Diego de Almagro, región de Atacama, se encuentra en la fase de desarrollo de la ingeniería de prefactibilidad y tiene previsto ingreso a trámite ambiental en agosto de este año, estimando el inicio de su construcción en el segundo semestre de 2023.
Además, la iniciativa de US$150 millones de inversión proyectada se lleva adelante junto con SK Ingeniería y Construcción, filial del grupo Sigdo Koppers. A su vez, su desarrollo no tiene ninguna externalidad negativa o costo medioambiental.
Esta tecnología opera en Reino Unido y resuelve el desafío de la intermitencia en la generación de las fuentes renovables no convencionales. Además este tipo de proyectos también se encuentran en España, Australia y Escocia.
“El objetivo de nuestra compañía es poner esta innovadora tecnología a disposición del mercado y de todos los actores de los sectores, eléctrico y minero, por ejemplo, para que la utilicen en el reemplazo de sus centrales de carbón. De esta forma, queremos contribuir a acelerar el proceso de descarbonización en Chile y a combatir el cambio climático”, destacó Fernando Del Sol, presidente de Energía Latina (Enlasa), socia de Highview Power.
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¿Cómo funciona la tecnología?
Esta tecnología se basa en un principio sencillo: el aire en estado gaseoso se convierte en líquido cuando se enfría a -196 °C, almacenándose de manera eficiente en tanques aislados térmicamente a baja presión.
Posteriormente, su calentamiento hasta la temperatura ambiente causa una regasificación rápida y una expansión de volumen de 700 veces, que se utiliza para impulsar una turbina de vapor asociada a un generador y crear electricidad sin combustión, con una eficiencia total que llega al 60%, pero que puede alcanzar valores mucho mayores si se complementa con otros procesos industriales que generen frío o calor residual.
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