Estudio proyecta que déficit en producción de cobre dificultará meta de cero emisiones para 2050

El análisis señala que la demanda mundial de cobre se duplicará en la próxima década, de 25 millones de toneladas métricas en la actualidad, a unos 50 millones de toneladas métricas para 2035.

El desafío de lograr las cero emisiones para 2050 "se cortocircuitará y permanecerá fuera de su alcance" a menos que una nueva oferta significativa de cobre “se ponga en línea de manera oportuna”, según un nuevo estudio de S&P Global que examina el creciente desajuste entre la oferta de cobre disponible y la demanda futura resultante de la transición energética.

El estudio “El futuro del cobre: ¿la brecha de suministro que se avecina cortocircuitará la transición energética?” proyecta que la demanda mundial de cobre se duplicará en la próxima década, de 25 millones de toneladas métricas en la actualidad, a unos 50 millones de toneladas métricas para 2035, con el fin de desplegar las tecnologías críticas para lograr los objetivos netos cero para 2050. 

El alto nivel de demanda se mantendrá y seguirá creciendo hasta 53 millones de toneladas métricas en 2050, lo que implica una cifra más alta que todo el cobre consumido en el mundo entre 1900 y 2021.

"El cobre es el metal de la electrificación y absolutamente esencial para la transición energética. (…) Dado el consenso mundial sobre las emisiones netas cero para 2050, es fundamental entender los materiales físicos necesarios para lograr esa ambición. El mundo nunca ha producido tanto cobre en un plazo tan corto como el necesario. En las tendencias actuales, la duplicación de la demanda mundial de cobre para 2035 daría lugar a déficits significativos", indicó Daniel Yergin, vicepresidente de S&P Global a través de un comunicado. 

De acuerdo con el informe, el aumento de la demanda estaría impulsado, en gran parte, por el despliegue rápido y a gran escala de tecnologías como los vehículos eléctricos, la infraestructura de carga, la energía solar fotovoltaica, la eólica y las baterías. Más intensiva en cobre que sus contrapartes convencionales, la demanda de estas áreas casi se triplicaría para 2035. 

Al mismo tiempo, la demanda de cobre de fuentes tradicionales no directamente relacionadas con la transición energética seguiría creciendo. Así, se daría lugar a “déficits de oferta sin precedentes e insostenibles”.

La Agencia Internacional de Energía ha estimado que actualmente se necesita, en promedio, 16 años para desarrollar una nueva mina, lo que significa que, aunque se soliciten los permisos hoy, no alcanzará a ser productiva a tiempo para acomodar el aumento de la demanda. 

Bajo las tendencias actuales, según las cuales tanto la utilización de la capacidad como las tasas de reciclaje se mantienen en su promedio mundial actual de 10 años, el escenario de carreteras rocosas del estudio proyecta déficits anuales de suministro que alcanzan casi 10 millones de toneladas métricas en 2035. Eso equivale al 20 % de la demanda prevista para un mundo neto cero para 2050.

Asimismo, el análisis también concluye que la creciente brecha de suministro exacerbaría la creciente dependencia de las importaciones de cobre en los Estados Unidos. Las importaciones representaron casi el 44 % del uso de cobre en EE. UU. en 2021, frente a solo el 10 % en 1995. Según los escenarios del estudio, esa proporción aumentaría entre el 57 y el 67 % para 2035. Es muy probable que la intensificación de la competencia por metales críticos tenga implicaciones geopolíticas.

"El desafío para todos los participantes activos en la transición energética será gestionar prioridades a menudo competidoras y aparentemente contradictorias en esta Nueva Era de Demanda de Cobre. (…) La tecnología y la innovación serán fundamentales para hacer frente a este desafío, al igual que la asociación entre gobiernos, productores y usuarios finales", destacó John Mothersole, director de metales no ferrosos de S&P Global Market Intelligence.

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