Carreteras hídricas en Chile: Alberto Kresse, de Acades, por el Día Mundial del Agua

Los principales desafíos hídricos de este año, los proyectos qué observar, la infraestructura hídrica y la licencia social que requieren este tipo de iniciativas en el Día Mundial del Agua.

El Día Mundial del Agua se celebra anualmente el 22 de marzo para destacar la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos de agua dulce. 

El día incita a tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial del agua que se vive en la actualidad y que ha afectado a Chile de forma importante. De hecho, a febrero de 2024, 58 comunas de Chile se encontraban con escasez hídrica.

En un especial de Reporte Minero y Energético por el Día Mundial del Agua, entrevistamos al presidente de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (ACADES), Alberto Kresse, para conocer su visión en torno a los principales desafíos hídricos de este año, los proyectos qué observar, la infraestructura hídrica y la licencia social que requieren este tipo de iniciativas. 

¿Cuáles son los principales desafíos hídricos en la minería para este año? ¿Y qué proyectos mineros son relevantes de observar y hacer seguimiento por sus desafíos hídricos este año?

Dentro del año hay varios hitos relevantes. Hay tres proyectos mineros asociados a la desalación de agua de mar que van a estar en distintas etapas de desarrollo. 

Uno de los más importantes, quizás, es el que está haciendo Codelco, al sur de Tocopilla, a través de una empresa que se llama Aguas Horizonte, y que va a representar, desde el Estado, un avance en la generación de nuevas fuentes de agua. Codelco con sus instalaciones allá en Radomiro Tomic, en la segunda región, se sigue abasteciendo de agua continental y creo que está dando un paso para ponerse a la par de otras empresas.

También está el proyecto de Collahuasi, en la zona de Patache, que también está en pleno proceso de construcción y debería estar a puesta en marcha, yo estimo, hacia fines de este año o principios del próximo.

Y el tercer proyecto que está en una etapa más temprana, pero que debería tener algún tipo de desarrollo, por lo menos este año, es el proyecto de la ampliación de Los Pelambres. Eso es en la región de Coquimbo en la zona de Los Vilos, tiene un sistema de abastecimiento también de agua desde el mar que tiene un proyecto de expansión importante.

Desde el punto de vista de consumo humano y multipropósito, la próxima semana se inaugura la ampliación de La Chimba, que es la que abastece de agua potable en la zona de Antofagasta, que con eso Antofagasta queda con el 100% de abastecimiento desde el mar (...) Si bien es un proyecto sanitario desde el punto de vista del destino, lo que hace es liberar recursos en el continente para que puedan ser utilizados en la minería en la zona donde se produce la demanda.

El último es el proyecto de Aguas Pacífico que está en la región de Valparaíso, en Quintero, que va a abastecer a Angloamérica, va a llevar el agua desde las costas del Puchuncaví-Quintero hasta Tiltil. Y ese proyecto tiene la gracia de que la mitad más o menos de la capacidad productiva actual va a ser usada precisamente para la minería, y la otra mitad para abastecer todas las demandas que se generan en el camino, en los más de 100 kilómetros de conducción que tiene. 

Entonces, es un proyecto multipropósito porque se destina a consumo humano, a sistemas rurales, eventualmente a agricultura, energía e industria, y se ancla en un proyecto minero que lleva, básicamente, una vista económica y financiera del proyecto. Yo creo que es algo que estamos mirando con especial cuidado, porque creemos que puede ser una gran referencia para futuros proyectos en todas las regiones del tiempo.

¿Cómo se podría materializar la infraestructura compartida? Es decir, que las mismas mineras comiencen a concretar usos hídricos compartidos en masa. ¿O la solución tiene que venir de parte del Estado?

Es uno de los elementos más importantes, sobre todo en la parte técnica y económica de los proyectos. Efectivamente hoy en día hay muchísima demanda dispersa, diluida, de caudales quizás menores, que se les hace inviable desarrollar un proyecto de desalación y que además técnicamente es muy poco eficiente que cada proyecto lance su propia tubería desde la costa hacia el valle.

Lo natural es tener una estructura de distribución de esa agua desde la costa hacia el interior, similar al sistema interconectado central eléctrico y similar también a lo que hacen otros países.

En Israel, por ejemplo, existe un gran proyecto de acueductos donde básicamente se conectan sistemas productivos, plantas, dentro de este sistema y luego los demandantes se unen a los estanques intermedios o a la misma línea. Eso haría que consumidores pequeños se pudiesen conectar a esta conducción pagando un peaje por el transporte. Eso que parece tan evidente, porque, además, la economía de escala, el trazado de las tuberías de las condiciones es gigante.

Una alternativa es que lo haga el Estado, por ejemplo, y construya una suerte de red de carreteras hídricas, de autopistas hídricas, donde precisamente el día de mañana se conecten los productores, y a través de un peaje paguen el transporte y luego los consumidores se conecten a esta red y paguen ese peaje. Eso sería el ideal, es lo que quisiéramos tratar de impulsar.

La parte técnica o la parte de diseño e ingeniería no es el problema, el problema normalmente es la parte de permiso, la parte de gestión de terrenos y la parte de evaluaciones ambientales. Si todo eso, lo tomara el Estado como un gran proyecto y lo licitara, le quitaría gran parte de la incertidumbre a ese tipo de infraestructuras.

¿Qué desafíos ven en materia de licencia social respecto al desarrollo de proyectos hídricos?

Primero, es poder llegar a las personas. (...) Nos hemos preocupado mucho de llegar a las autoridades, de llegar a los tomadores de decisión, incluso a la academia, un poco evangelizando que la desalación hace mucho rato es una tecnología que genera impactos mínimos, y que al contrario, genera impactos positivos muy grandes.

Sobre la necesidad de la seguridad híbrida, hemos podido llegar a distintas áreas, pero no a las bases. Todavía hay mucha gente, y nos pudimos dar cuenta con la encuesta, que no sabe que hay desalación en Chile, solo un tercio de las personas en Chile saben que existen plantas desaladoras que abastecen ciudades completas en nuestra costa. Mucha gente, muchas personas piensan que la desalación debería ser solo para uso industrial, que no puede ser usada para consumo humano; cuando en la práctica, normalmente en las empresas que tienen distintos tipos de fuentes de acceso sanitario, normalmente la desalación es la que presenta el agua con mayor pureza.

Entonces uno de los desafíos que tenemos como industria es llegar a la gente, llegar a las comunidades para que hagan suyos los proyectos, para que no vean esto como un proyecto en tercero, como alguien que quiere ganar plata o que quiere explotar algo de manera particular. Nos estamos acostumbrando a administrar la poca agua que tenemos, a administrar la escasez de agua.

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