Nueva Constitución: ¡Seamos optimistas!

Columna de opinión de Agustín de Vicente, editor general de Reporte Minero y Energético, para Netmin

Para dar respuestas a los desafíos socio ambientales presentes en todo el territorio nacional, chilenos y chilenas decidieron el pasado 25 de octubre aprobar la redacción de un nuevo marco constitucional. 

Esta carta magna, que será escrita de forma paritaria, pretende ser una de las más vanguardistas en el mundo. 

Y si bien no hay certezas del contenido de esta, puesto que aun faltan al menos un par de años para su elaboración, lo cierto es que la justicia social y el manejo a la crisis ambiental serán los tópicos de debate. 

Pese que las especulaciones naturales de estos procesos pueden generar incertidumbres, las demandas ciudadanas no son temas tabúes para la industria minera nacional. De hecho, el modelo de negocios que se ha configurado en Chile ha sido visionario y participativo en este nuevo modo de hacer minería. 

Es probable que mayores exigencias y mayores restricciones sean impuestas en las nuevas reglas que decidan chilenos y chilenas, sin embargo, la industria minera ya tiene experiencia en elevar aún más sus estándares de producción verde y responsabilidad social. 

Los efectos de la escasez hídrica y los nuevos escenarios que trae consigo la crisis climática, sumado a la efervescencia de una ciudadanía que demanda igualdad de trato y oportunidades, puede generar ruido para quienes ven el lado negativo de una nueva constitución. 

A esas personas les digo: Asegurar a las futuras generaciones condiciones mínimas de vida y, que estas permitan un desarrollo digno de las personas, es un desafío al que estamos llamados todos y todas. La supervivencia de la humanidad es lo que está en juego. 

Para quienes ven el lado positivo del proceso que enfrentará el país en los próximos años, en las crisis están las oportunidades. Con más certezas que incertidumbres, Chile ya está a la vanguardia y es referente de industria minera internacional. Entonces, ¿Por qué temer a esta transformación? 

En un país de profunda tradición minera, un escenario sin esta actividad productiva es impensado, sobretodo si esta industria es la encargada de proveer las materias primas básicas de las tecnologías del futuro. ¡Seamos optimistas!

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