Columnistas
Por Agustín de Vicente , 7 de junio de 2021¿Cómo nos cuidaremos en el Chile post pandemia?
Opinión de Christian Osiadacz, gerente general Microbesolutions
A medida que la vacunación avanza en nuestro país, queda por ver si realmente la pandemia nos ha dejado, enseñanzas que podamos aplicar en un futuro cercano, sin pandemia.
Hemos visto como se implementan estrictos protocolos sanitarios a lo largo de todo Chile y en diversos sectores, desde faenas mineras, obras de construcción, terminales portuarios a malls, transporte público y establecimientos educacionales. Pero ¿estos cuidados serán permanentes? Siendo optimistas, probablemente dentro de algunos meses la pandemia estará relativamente controlada, entonces ¿qué pasará con lo que quede de este virus, con los que ya existían o los que están por venir?
Son preguntas que debemos hacernos, pues no sabemos con exactitud cuánto durará la inmunización contra el Covid-19. Por lo mismo, es fundamental que las empresas y el sector público, cuenten permanentemente con medidas de sanitización más estrictas. De no ser así, está en cada uno exigirlas y adoptar de forma natural el estándar de hábitos e higiene que reforzó esta emergencia sanitaria.
Antes de usar un espacio masivo, debemos consultar y exigir respuestas satisfactorias en cuanto al aforo o si existen horarios diferidos. Además, considerar el tipo de sanitización que se realiza: ¿usan productos que emiten gases contaminantes? ¿Su efecto es prolongado en el tiempo? Más allá de la desinfección de superficies, ¿es sano y limpio el aire que respiramos?
Sería un error volver al Chile de antes, como si la pandemia no hubiese ocurrido y todo se solucionara con un cubrebocas. No repitamos el error de los jóvenes de España, que con el fin del estado de alarma salieron a las calles a celebrar, beber y abrazarse, olvidando en un par de horas todo lo aprendido en más de un año.
A diferencia de Europa, donde hay tablas con exigencias sanitarias para diferentes establecimientos, como transporte o restoranes, en Chile al parecer tenemos nuestras propias medidas alternativas: la limpieza visual y real. Desde antes de la pandemia, e incluso durante los meses más crudos del virus, una buena parte de las empresas pagaban por limpieza visual, aunque a nivel microbiológico, el escritorio de una oficina pudiese estar tan contaminado como la manilla de un bus del transporte público.
Necesitamos que, desde la ciudadanía y la autoridad, establezcamos un piso mínimo de limpieza. Las aglomeraciones seguirán existiendo en todo orden de actividades, pero lo importante es aplicar el aprendizaje de la pandemia en materia de sanitización. Y no olvidarlo, especialmente si consideramos que a medida que más personas se vacunan, aumentará la sensación de seguridad, que puede aligerar la aplicación de medidas sanitarias.
No olvidemos que cada invierno la influenza se suma a los efectos de rotavirus y otros patógenos, que circulan en áreas públicas, oficinas, faenas de empresas e instituciones de gobierno, generando ausentismo e importantes mermas de productividad. Todo lo aprendido con el Covid 19 nos debiese permitir enfrentar de mejor manera estas amenazas. El mejor ejemplo, es como en plena pandemia disminuyeron las enfermedades estacionales provocadas por virus respiratorios y otros patógenos aéreos, lo que confirman las cifras 2020 del Informe de Circulación Viral del Instituto de Salud Pública.
Debemos apuntar a mucho más allá, para mantener y mejorar los hábitos preventivos que han mostrado eficacia en estos meses. Esperemos que la pandemia sólo haya sido un punto de inflexión y enseñanza futura, de la que salgamos fortalecidos.
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