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Por Reporte Minero , 17 de noviembre de 2021Cómo capturar valor en la minería para los próximos años
Opinión de Francisco Ortúzar Cruz y Juan Francisco Ortiz, ejecutivos de Orca Business Consulting.
Diversos escenarios complejos han debido enfrentar las mineras junto al mayor nivel de incertidumbre económica y social este último tiempo. Frente a ello, el gran desafío es seguir adaptándose y, al mismo tiempo, generar valor. Una buena forma de avanzar, sino la más confiable, es incrementar los niveles de productividad de las operaciones actuales, lo que permitirá generar los recursos necesarios para responder a las nuevas demandas.
Dicha captura de valor debe propiciarse de manera sostenida y a largo plazo, sobre todo, en una industria que involucra grandes inversiones, como la minera, tanto a nivel estatal como en el sector privado, donde se proyectan US$68.925 millones para el próximo decenio. Y más aún, cuando las inversiones son menores en un 7% a lo visto hace un año, según cifras entregadas por la Comisión Chilena del Cobre.
Para ello, existen factores comunes y adaptaciones que las empresas del sector deben realizar con el fin de aumentar la productividad en esta nueva normalidad a la que nos veremos enfrentados durante el 2022 y en el próximo quinquenio.
1) Darle una nueva mirada a la producción: Se puede lograr con la catalización de una entidad externa que revise los procesos de la empresa, incorporando una mirada fresca y sin los sesgos propios de la organización. Además, incorporar nuevas disciplinas a la toma de decisiones. La pandemia que estamos enfrentando actualmente nos ha forzado a incorporar miradas sanitarias a procesos que previamente no la tenían profesionalizada. Muchas organizaciones se han dado cuenta de que estas miradas frescas no solo ayudan a resolver problemas sanitarios, sino que optimizan procesos. Es momento de agregar valor a las operaciones diarias con otras disciplinas. Estos dos caminos funcionan mejor de forma complementaria.
2) Ser parte de la producción: Revisar la operatoria diaria en terreno, siempre que se pueda, es una poderosa herramienta que había sido desplazada en algunas organizaciones. Ya sea una sala de procesos, una mina u otro lugar de las operaciones, permite ser parte de la generación de valor, y conduce a mejores prácticas, genera mejoras continuas y propicia el levantamiento de alertas tempranas, en conjunto con los diferentes equipos de la organización.
3) Revisar estructuras de sueldos e incentivos: Dado que actualmente se han reducido los aforos y debe existir un distanciamiento entre las personas, los procesos deben ser revisados y modificados acorde a ello. Este nuevo escenario puede llevar a turnos con una menor cantidad de colaboradores, en relación a los proyectados en el diseño de procesos. Quienes trabajan en cada turno deben ser más productivos para alcanzar las producciones esperadas. Esta meta se logra a través de sistemas de incentivos, donde muchas veces no se encuentran alineados con el objetivo primario de producción, por lo que es muy recomendable revisarlos periódicamente junto a las remuneraciones, con el fin de mantener a las personas conformes y en coherencia con lo que se está buscando en ese minuto.
4) Mayor flexibilidad: En años anteriores, se generaban procesos rígidos con el fin de lograr una mayor producción. Actualmente en la minería se debe tener mayor flexibilidad, aun cuando sacrifique parte del máximo productivo. Dadas las nuevas condiciones, donde los sistemas de turnos sufren bajas obligadas, por aforo, por cuarentenas o contactos estrechos, que pueden mermar el potencial de asistentes a un turno, en el largo plazo, una operatoria más flexible permite una producción más estable y predecible en el tiempo, reduciendo la variación productiva que se puede generar por factores externos al proceso mismo.
5) Generar un cambio cultural, que, si bien reconozca la cultura de la organización, adopte una metodología inclusiva con los trabajadores, generando grupos de trabajo transversales y multidisciplinarios, incorporando cambios sostenibles en el tiempo, y no de manera vertical y descendente, y propiciando un modelo de experiencias, que se adapte al nuevo escenario social económico que vive la industria en el contexto país.
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