“Urge que prioricemos la educación técnico profesional”

Opinión de Alicia Reyes Monardes, Subgerenta de Diversificación Productiva e Infraestructura AIA.

Potenciar la educación técnico profesional en Chile es un compromiso que las empresas y autoridades deben seguir asumiendo, para generar un país más desarrollado y con mayores oportunidades de crecimiento y empleabilidad, lo que permite no solo formar profesionales de excelencia, sino que también constituye un desafío para continuar apostando por la formación de capital humano.

Actualmente existe un déficit de unos 600 mil técnicos profesionales nacionales en diversas áreas, según un informe de SOFOFA del 2022, lo que es muy preocupante considerando que en el sector minero, energético e industrial, 3 de cada 4 puestos de trabajo son ocupados por los mismos técnicos profesionales (Ministerio del Trabajo).

Hasta el año 2020, la educación técnico profesional representaba en Chile solo el 37% de los egresos de alumnos de cuarto año medio, desafío que se debe asumir en el corto y mediano plazo, para incrementar los egresos de este tipo de enseñanza y brindar mejores oportunidades a la comunidad.

Desde la Asociación de Industriales de Antofagasta, AIA, creemos firmemente en que trabajar por fortalecer el capital humano es apostar por el crecimiento de nuestra sociedad; así lo hemos plasmado por medio de la labor que por años hemos desarrollado junto a la Congregación Salesiana y nuestras empresas socias, en las grandes obras de los Colegios Técnico Industrial Don Bosco Antofagasta y Calama.

Enfocándonos en este último, somos conscientes del valioso aporte que este centro educativo ha brindado a la comunidad de Calama durante los siete años de vida; proyecto que partió como un sueño para entregar la mejor educación para las y los jóvenes de la Provincia de El Loa, dándoles la oportunidad de cumplir sus sueños al convertirlos en profesionales de excelencia, altamente preparados para las exigencias y desafíos que enfrenta la industria.

El compromiso de las empresas ha sido fundamental para ambos establecimientos, ello ha generado -a su vez- un considerable crecimiento y desarrollo para ambas comunas, aumentando el número de profesionales para trabajar en la industria, potenciando la contratación de mano de obra local, formando expertos capacitados y entrenados en el sector, mejorando las oportunidades y la calidad de vida de estos jóvenes y de sus familias.

Un valioso impacto, considerando que el Colegio TI Don Bosco Antofagasta, con 20 años de existencia, posee actualmente una matrícula sobre los 1.200 alumnos, mientras que en Calama esta supera los 900 alumnos y alumnas, jóvenes con alta vulnerabilidad social en ambos casos, lo que da cuenta de la significativa contribución que han realizado los dos establecimientos para la formación de capital humano y personas con compromiso social.

La educación técnico profesional en el país enfrenta un preocupante déficit, por lo que es clave generar las alianzas público-privadas que hagan posible que muchos jóvenes puedan hacer realidad sus metas, con oportunidades reales para cambiar su futuro y mejorar la calidad de vida, con un beneficio directo para Chile de fuerza laboral especializada, mayor empleabilidad, número de profesionales y el enriquecimiento del capital humano.

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