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Por Reporte Minero , 9 de enero de 2020Rodrigo Orrego destacó aportes de la UA en estudios asociados a la desalación
El científico del Instituto de Ciencias Naturales “Alexander von Humboldt” abordó el impacto de las descargas hipersalinas que generan las plantas desoladoras en la zona norte del país
El equipo del el doctor en ciencias ambientales y académico de la UA, Rodrigo Orrego, lleva varios años estudiando áreas de descarga dentro de la bahía San Jorge (Antofagasta) con el objetivo de identificar el impacto en la zona de descarga de agua hipersalina generada en el proceso de desalación de agua de mar.
“La observación en la zona de descarga, muestra en general un impacto muy acotado desde el punto de vista espacial, de no más de 30 metros desde la descarga del agua de descarte. Sin embargo, este impacto debe ser estudiado desde el punto de vista temporal y considerando una serie de fenómenos particulares que ocurren en la bahía”, precisó el investigador.
El doctor Orrego señaló la existencia de un efecto claramente perceptible respecto de las comunidades bentónicas asociadas al area de descarga, pero muy localizado en el fondo marino.
“Estamos desarrollando una serie de herramientas moleculares de medición específicas del estrés producido por las descargas hipersalinas (biomarcadores), utilizando especies de organismos endémicos como el ostión del norte de Chile (Argopecten purpuratus). Estas herramientas están siendo validadas in situ, y permitirán, por una parte, discriminar los efectos de este tipo de descargas dentro de los múltiples agentes estresores presentes en la bahía, y por otra, mejorar aún más los programas de monitoreo existentes”, señaló el doctor Orrego.
Las zonas de descargas del efluente hipersalino (donde se realizan las investigaciones), se ubican aproximadamente a 200 metros mar adentro frente a la planta y a una profundidad que oscila entre los 20-40 metros aproximadamente.
Bahía San Jorge
Existen muchos relatos y testimonios de pescadores artesanales que dan cuenta de un evidente deterioro de las condiciones ambientales de la Bahía San Jorge. Ellos, desde su experiencia y conocimiento, señalan tanto la desaparición de especies (peces, moluscos y algas), así como cambios en el fondo marino.
Ante esto, el investigador de la UA plantea la necesidad de realizar estudios más amplios, pues la zona está bajo múltiples factores de estrés, debido a que existen otras actividades antrópicas que pueden afectar la “salud” de la bahía. “Por ejemplo, tenemos descargas de aguas servidas a través de emisarios submarinos, transporte y acopio de concentrados de minerales, y por otro lado, están los fenómenos biológicos de surgencias, afloramientos de microalgas, El Niño e incluso el Cambio Climático, entre otros”.
Si bien el investigador destacó y puso énfasis en la importancia del proceso de desalación, especialmente para el desarrollo sustentable del norte de Chile, no obstante, señaló la falta de regularización específica para el proceso, tanto en estándares de diseño como en regulación de sus descargas y programas de monitoreo ambiental.
“Hablamos desde la construcción de una planta hasta la generación de las aguas de descarte, lo cual, se rige hasta ahora, sólo por regulaciones establecidas para descargas de residuos líquidos en cuerpos de agua marinos fuera de la zona de protección litoral, lo que para el caso específico de la desalación, sería muy general y de acuerdo a la última evidencia, inapropiado”, explicó.
Desaladoras
Los proyectos de desalación de agua de mar actualmente operan con tecnologías de diferentes épocas para realizar el proceso de osmosis inversa, desde plantas construidas en la década del 90, hasta otras que cuentan con la última tecnología disponible.
“Nuestro interés es colaborar -junto a todos los actores (autoridades, empresas e investigadores de otras universidades)- para generar la información necesaria que sirva de base para el establecimientos de nuevas normativas específicas para el sector y ajustadas a la realidad local”, finalizó.
En el proceso de desalación por osmosis inversa promedio, se obtiene un 45 % de agua desalada con un restante 55% que es devuelto al mar con una salinidad aproximadamente al doble a la que presenta en el medio.
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