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Por Reporte Minero , 19 de diciembre de 2018Inclusión y progreso
Por Mariana Santos, analista de minería de consultora Michael Page
Recientemente se dio a conocer el primer perfil de la mujer en la minería y las cifras no nos sorprendieron, lamentablemente. Sólo un 26% de las mujeres que trabajan en el sector están en cargos de jefatura, a pesar de que el 61% declaró ser “apasionada” por la minería. Esto fue lo que nos mostró la encuesta realizada por Vantaz y la agrupación gremial Women in Mining, que plantea un importante desafío y presión por crear y desarrollar espacios para la participación femenina en un sector altamente masculinizado.
Lo cierto es que las iniciativas siguen siendo insuficientes para la incorporación de las mujeres en las instituciones. En la medida que uno analiza la pirámide organizacional y la evolución de la carrera dentro de las empresas, se puede ver claramente cómo la participación femenina va desapareciendo, hasta llegar a la alta dirección donde es minoritaria o casi nula.
Si bien hace dos años la CEPAL identificó como patrón de desarrollo la igualdad de género y que a partir de ese diagnóstico las organizaciones -públicas y privadas- se han comprometido a tomar un rol activo, aún las mujeres no están siendo consideradas para directorios o gerencias.
Por lo mismo, disminuir las brechas en desigualdad de género resulta una exigencia básica para la industria del cobre si esta quiere seguir progresando, dado que es un área de gran impacto en nuestra economía y en el desarrollo de quienes trabajan ahí.
Si hablamos de progreso, el rol de la mujer en la industria ha demostrado sólo impactos positivos. Su participación mejora la capacidad de organización y la facilidad de comunicación en todos los ámbitos, así como también en la creatividad de las empresas. Su motivación y habilidades seguirán siendo un elemento vital para la minería.
No obstante, este capital humano comprometido y con ganas de permanecer en la industria no está siendo aprovechado. Es crucial comprender que las mujeres están a la espera de mayores desafíos por parte de las empresas, y más decididas que nunca. No podemos seguir esperando, ya que no sólo implica una pérdida para la minería, sino que para todo el país.
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